miércoles, 13 de julio de 2016

Experiencias en guardia, polémicas sobre la urgencia

Experiencias en guardia, polémicas sobre la urgencia
(1), (2) Introducción
Este trabajo lo escribimos en conjunto con un compañero del equipo de guardia. Hay algo en el trabajar en equipo que quisimos poner a jugar también en el escribir. Yo suelo hablar del laberinto del trabajo con otros, es una imagen que me resulta esclarecedora porque pone en escena los encuentros y desencuentros, las vueltas y contravueltas. Algo de eso fue sucediendo mientras pensábamos y debatíamos, hasta que llegamos a la idea de armar un apartado que se titulara “polémicas”, que si bien no fue el objetivo inicial del trabajo, terminó tomando una preponderancia innegable. En ese sentido sostendremos que pensar la clínica implica debates y polémicas, es decir, se hace con otros.
Planteo de la pregunta
Como recapitulación de nuestra experiencia de atención en guardia hospitalaria (hospital general de agudos), nos hemos preguntado por el proceso que subyace a dicha atención. Prácticamente en todos los manuales de atención de urgencias médicas se menciona el triage como pivote fundamental de dicho proceso. El triage tiene el sentido de una valoración de la urgencia y ordenamiento de más a menos urgente: puede esperar: si/no, puede desplazarse a su domicilio y volver: si/no, puede continuar la atención por consultorios externos: si/no, etc. ¿Qué valoración de la urgencia podemos hacer en Salud Mental, si pretendemos incluir una escucha analítica, en tanto aquella que se ocupa de la dimensión del deseo inconsciente y singular? La clínica de la urgencia Comenzaremos preguntándonos por la concepción de esa clínica que se caracteriza por atender y abordar situaciones de urgencia, entendiendo que la concepción que tenga el profesional lo llevará a intervenir de una u otra manera. La palabra del “maestro” a cuya enseñanza adscribimos reza: “La Urgencia es lo imposible de soportar para un sujeto al que ya nada divierte” (Lacan citado en Leguil, 1991, p. 26). ¿Podemos decir entonces que es esta la conceptualización de la urgencia que nos da su enseñanza? ¿A partir de una frase? La poca referencia al tema en su obra, nos lleva a pensar con Lacan, pero más allá de él. Digamos que debemos pensarlo “por la nuestra” (trazar un recorrido teórico, de formación, de supervisión). ¿Hay un sujeto de la urgencia? La variabilidad clínica con la que nos encontramos en una guardia, nos lleva a pensarlo más allá del diagnóstico psicopatológico y/o de la estructura (¿subjetiva, del nudo, del Otro que configura sus impasses?). Ubicar un diagnóstico para pensar la intervención en la urgencia nos ubicaría del lado del médico. En nuestro caso, si intentamos responder a la pregunta por el procedimiento, ajustándonos a una lógica de lo singular, lo primero es escuchar. La escucha ya es una intervención fundamental (por no decir LA intervención) que al introducir ese dispositivo artificial de la interlocución, de por sí constituyente, convoca al portavoz de un padecimiento al lugar de la palabra. Dicho en otros términos, introduce en la experiencia atemporal la escansión del significante y habilita la producción de un efecto sujeto. En principio, antes que eso, hay alguien al que le pasó algo y por eso llega a una sala de urgencias. ¿Por qué llegó? ¿Qué le pasó? Lo anterior será mito originario de la urgencia. Al encarnar dicho lugar de escucha, habilitamos la palabra, no solo de quien sufre la urgencia, sino también de familiares o del profesional o equipo que nos interconsulta Experiencias espectaculares o trágicas, marcas en el cuerpo, un cuerpo estremecido y convulso, son cuestiones que para nuestras posibilidades de intervención valen por igual, toda vez que no podemos operar sobre ellas sino a partir de soportar ese real de la urgencia, encarnando el lugar lógico del Otro, depositario del malestar en juego en la medida que a quien escuchamos se preste a ello. En toda urgencia desde el psicoanálisis, se trata, al fin y al cabo, de oportunar un sujeto; habilitando el lugar de la enunciación. Que el analista posibilite con su intervención que se pueda decir; a modo de un texto polifónico; algo sobre aquello que, generalmente a modo de eclosión, llega a la guardia. Tomando en cuenta las generalidades planteadas acerca de la conceptualización de la urgencia desde un marco psicoanalítico, plantearemos algunas polémicas que surgen de nuestras experiencias en guardia. Polémicas 1: “Que el riesgo no eclipse el acto” Lo primero que surgió como inquietud preponderante, tal vez por su entrecruzamiento con el campo jurídico, es la evaluación del riesgo. Claramente, no en todos los casos se plantea ni de al misma manera (a veces por medio de juzgados, a veces surgiendo de la situación misma), pero es algo que no deja de estar presente. Pero, ¿cómo hacer para que no se protocolarice la evaluación del riesgo, opacando una evaluación más general? Más aún, ¿cómo evitar que obstaculice la apuesta que puede implicar una intervención? Entendiendo que toda apuesta implica un riesgo. Al mismo tiempo, es una referencia que no podemos dejar de lado y al mismo tiempo es necesario dejar de lado toda referencia para poder intervenir desde el psicoanálisis. Dos campos con sus lógicas disímiles se ponen en tensión. En relación a este punto, quisimos ver alguna otra cuestión que podría estar jugándose en el profesional en función de la lógica de su tarea. Cuando Lacan trabaja la cuestión del acto en el seminario sobre la ética (1959-60), hace hincapié en lo mortífero del deseo y la dimensión trágica del acto. ¿Se jugará también la angustia, que todo acto conlleva, en esas situaciones en que la evaluación del riesgo y sus disquisiciones se vuelven una encerrona? En ese caso, estaríamos hablando de una salida por el lado de la inhibición ante la falta de garantías. Polémicas 2: “cuando hay vulneración de derechos” En la línea de lo que planteamos más arriba acerca de la tensión entre campos y lógicas distintas, nos hemos preguntado acerca de aquellas situaciones en que hay derechos vulnerados. Ya sea que se trate de un menor, una mujer que padeció violencia de género o la de aquellos pacientes a los que habitualmente se los nombra como “sociales”. Seguramente la lista podría ser más larga. Retomando el seminario 7 (Ídem), recordaremos que Lacan advierte respecto a orientar la cura por la ética de los bienes, nuestra brújula será la ética del deseo. Por otro lado, los derechos son un bien, de ahí también que no se trate del mismo sujeto (del derecho y del deseo o de la clínica). La tensión resulta de intentar articular ambos campos. ¿Cómo resolver esa tensión? ¿Es posible sostener una escucha analítica que no se desentienda de la referencia al campo de los derechos, cuando además estos están implícitos en el motivo de “consulta”? (aunque se trate de un servicio social quien lo articula). Está claro que nuevamente queda en manos del profesional la maniobra. Polémicas 3: “el médico y el psicólogo, ida y vuelta” Otro discurso con el que nos cruzamos fuertemente, en varios sentidos, es el discurso médico y su puesta en práctica por profesionales concretos. La división en especialidades puede engañar muchas veces, en la prisa de la urgencia, al enviar rápidamente un paciente al servicio de salud mental cuando este puede tener, además de su padecimiento, efectivamente mental, una problemática orgánica. ¿Estará relacionado también, con esa denominación de “H” para todo paciente de salud mental? Letra muda: que no le dice nada al saber médico. El problema en la práctica se complejiza y se agudiza en los casos de pacientes que consumen alguna substancia. Polémica 4: “Definiciones de la urgencia en psicoanálisis” Si bien habitualmente se la concibe como la situación de un sujeto fuera de discurso, esta definición abrió una de las principales polémicas entre nosotros, autores de este trabajo. ¿Qué sería un “fuera de discurso” dado que el inicio de nuestra experiencia analítica es a partir de la palabra? ¿No estamos superponiendo a la persona con el sujeto? El estudio pormenorizado de las definiciones posibles de la urgencia excedería el marco del presente trabajo, pero a modo de conclusión quisimos plantear la importancia de revisar la concepción analítica de la urgencia subjetiva. Que el profesional se interrogue sobre su propia práctica revisando saberes dados por establecidos. Lic. Agustín Fernández y Lic. Pablo Parnes

Notas: (1) Foto: Nikolai Grorsky (2) Este trabajo fue presentado en forma oral, con los cambios que la presencia del público le va exigiendo a quien expone, en el intercambio de miradas, silencios o murmuros, diversidad y variación de la conformación del auditorio.